La cubana Yoani Sánchez –la bloguera más reconocida del mundo en este momento, junto a otros más invisibles, pero no por ello menos importantes autores de la isla– han venido desarrollando una serie de talleres y charlas sobre blogging, a pesar de las intimidaciones de los agentes del Ministerio del Interior de Cuba.
La semana pasada, Sánchez y otros de los participantes en un encuentro que planeaban desde hace medio año para celebrar en la ciudad de Pinar del Río, fueron citados a estaciones de Policía donde hostiles funcionarios se encargaron de intimidarlos para no hacer posible ese evento:
Queremos advertirle que usted ha transgredido todos los límites de tolerancia con su acercamiento y contacto con elementos de la contrarrevolución. Eso la descalifica totalmente para dialogar con las autoridades cubanas.
La actividad prevista para los próximos días no puede ser realizada.
Nosotros, por nuestra parte, tomaremos todas las medidas y haremos las denuncias pertinentes y las acciones necesarias. Esta actividad, en los momentos que vive la Nación, de recuperación de dos huracanes, no será permitida.
Sánchez pidió que le dejaran esa notificación por escrito, a lo que con mayor agresividad los testaferros de la dictadura respondieron que no tenían porque explicar nada.
Pero estos valientes cubanos que lo único que buscaban era aprender sobre estas inofensivas formas de expresarse no se quedaron con los brazos cruzados. A pesar que desde un principio han tenido la filosofía de no enfrentar por las vías de hecho ni encontarse clandestinamente, la fuerza de la palabra ha sido más determinante. Se han reunido por las vías de la virtualidad sin permitir que las mordazas ni las cadenas del mundo de los átomos hagan tropezar el ánimo del conocimiento.
Han sido ya demasiadas torpezas en el prontuario de Raúl Castro y la forma en que ha intentado acallar la voz de Yoani, empezando porque Generación Y es un blog censurado al que los propios cubanos en la isla no pueden ingresar por el veto técnico impuesto, siguiendo por la prohibición a la autora de viajar a España a recibir el premio Ortega y Gasset, y pasando ahora por esto de la prohibición del encuentro.
Con todas estas acciones, Raúl Castro solo ha demostrado que es un reflejo tímido de su hermano en el poder, un remedo mediocre que intenta poner cortinas de humo para tratar de inducir falsas ideas sobre la libertad como la liberación de los teléfonos celulares para los nativos; cortina de humo porque casi ningún cubano puede comprarlos.
Castro con estas torpezas ha terminado por confirmar lo que ha venido denunciando Yoani, verdades incómodas que sin ser panfletarias desnudan la cotidianidad de un pueblo que con paciencia estoica y dignidad blindada, naufraga en la terquedad por culpa del poder solitario.
